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Foto del escritorBettina Russian

Una isla con doble nacionalidad

Sint Maarten, Saint Martin: dos destinos en un solo viaje lleno de hermosas playas y excelente gastronomía

Playa de Grand Case, en el área francesa.

El caribe está lleno de islas con playas de arena increíblemente blanca, mar azul turquesa, hoteles de todo tipo y actividades para todos los gustos. Pero ninguna de estas islas es tan peculiar como Sint Maarteen o Saint Martin.

Dos estilos, dos capitales, dos vacaciones en una sola. Sint Maarten es el nombre de la parte holandesa de la isla, que está dividida entre la República Francesa (parte norte de la isla) y el Reino de los Países Bajos (zona sur de la isla). Fue parte de las Antillas Holandesas hasta 2010, cuando adquirió el estatus de país constituyente del Reino de los Países Bajos (igual que Curazao y Aruba).

Por su parte, Saint Martin es la parte francesa de la isla, una colectividad de ultramar del país galo que adquirió su estatus actual en el 2007, al igual que la isla San Bartolomé, y se considera una región ultra periférica de la Unión Europea. Por esto, la isla se puede disfrutar al estilo holandés y al estilo francés, un dos por uno muy interesante para cualquier viajero.


Caribe para todos los gustos


Visitamos esta isla del Caribe en el 2014, tres meses después de haber nacido nuestra primera hija, Isabella. Queríamos hacer un viaje tranquilo, para disfrutar de la playa, comer rico y descansar. ¡Resultó ideal! El destino nos encantó desde que aterrizamos.

Uno de los atractivos más interesantes de esta isla se presenta justo al aterrizar en el Aeropuerto Internacional Princesa Juliana, ya que el avión pasa muy cerca de la playa Maho, entre sus bañistas y uno que otro camarógrafo aficionado.

El aeropuerto internacional queda del lado holandés. Allí podrás alquilar un carro, esencial si deseas conocer bien la isla, sus playas, fuertes coloniales y más. En este lugar, el régimen “todo incluido” no es el más popular. Sus montañas y las distancias entre una atracción y otra son considerables, además el trasporte público es poco turístico.

Para hospedarte cuentas con dos grandes opciones. Si deseas tranquilidad, busca el área francesa de la isla, que cuenta con excelentes hoteles tipo boutique, apartamentos para alquilar y hostales para todos los presupuestos. Allí podrás disfrutar de playas más solitarias, restaurantes de comida francesa y lolos, establecimientos donde ofrecen comida local.

Si por el contrario prefieres la diversión, alójate en el área holandesa, dónde encontrarás hoteles y resorts más grandes, con todas las comodidades, restaurantes, casinos y discotecas a pocos pasos de ti. Igualmente podrás visitar cualquier parte de la isla sin problema, sin tener que sellar el pasaporte o hacer migración, ya que las fronteras están completamente abiertas.

Franceses y holandeses conviven en este territorio desde el siglo XVII, y cada sector tiene su gobierno, su idioma oficial, su capital (Marigot en el área francesa y Philipsburg en la holandesa), y hasta su tipo de corriente eléctrica.

Durante tu visita, no dejes de descubrir la herencia cultural y la identidad particular de ambos lados de la isla. Por ejemplo, en el lado francés queda la Bahía Oriental, donde podrás practicar deportes acuáticos, comer frente al mar o si lo prefieres, visitar la playa nudista. Algunos la llaman la Saint Tropez del Caribe.

Del lado holandés podrás hacer compras a muy buenos precios (sobre todo de relojes y joyería) ya que no pagarás impuestos. Camina por las calles de Philipsburg y visita la peculiar Old Street, Front Street y el boulevard frente a la playa repleto de restaurantes y tiendas de regalos.

En un solo viaje podrás disfrutar de la playa, hacer deportes acuáticos, divertirte en un casino, comprar a excelentes precios, comer como si estuvieras en Europa, relajarte al estilo francés y divertirte al estilo holandés.


No dejes de…

  • Ir a la playa Maho y tomar fotos de los aviones aterrizando en el aeropuerto.

  • Ascender al Fuerte Louis en Marigot, un sitio histórico con excelentes vistas.

  • Cenar en un bistró francés en el boulevard de Grand Case, una calle que ofrece muchas opciones en restaurantes. ¡Por algo la isla se ganó el título de Capital Gourmet del Caribe!

  • Comer en un lolo, establecimiento de comida a la parrilla con precios muy solidarios.

  • Escaparte en ferry a las islas de Anguila o San Bartolomé. Podrás ir el mismo día ida y vuelta.

  • Desayunar en una pastelería francesa en Marigot o Grand Case.



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